Noticia 206

Se necesitan políticas científicas con perspectiva de género

La perspectiva de género es imprescindible para buscar el bien común y solo puede conseguirse con acciones desde el Estado.

   Evelyn C. Ayala
   10 de marzo de 2022

Es bien conocido que dentro de los entornos académicos existe la inequidad de género, la desigualdad de condiciones laborales y la baja presencia de mujeres en la toma de decisiones, pero ninguno de esos problemas se resolverá desde lo individual, sino a través de políticas públicas que provengan desde el Estado, y que reúnan las exigencias de la sociedad y de la comunidad académica.

Estas políticas públicas deben incorporar la perspectiva de género, dijo Gabriela Dutrénit, investigadora y coordinadora del posgrado en Economía, Gestión y Políticas de Innovación, de la Universidad Autónoma Xochimilco, como parte de la mesa “Mujeres en la Ciencia”, en las Jornada de pláticas "“Espacios de diálogo, respeto y entendimiento” del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3); en la que también participaron las investigadoras del C3: Ana Leonor Rivera, del Instituto de Ciencias Nucleares y Julia Tagüeña, del Instituto de Energías Renovables, con los organizadores del evento, Aurora Lechuga y el Manolo Cocho.

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Foto: Mesa “Mujeres en la Ciencia”, Jornada de pláticas “Espacios de diálogo, respeto y entendimiento” del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3).

“Cuando hablamos de política científica hablamos de una política pública que se centra en la promoción de la investigación y el conocimiento científico”, dijo Dutrénit. Pero estas políticas no pueden quedar ajenas a la participación, necesidades y aportaciones de las mujeres.

Para que existan políticas científicas con perspectiva de género, por ejemplo, es necesario continuar con los avances que hay hasta ahora: la recopilación de datos clasificados por género en ciencia y tecnología, la consolidación de grupos de estudios de género, creación de centros y posgrados dedicados al tema, así como integrar protocolos en las instituciones de educación superior.

“Se ha incorporado incluso en el Currículum Vitae Único (CVU) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en la época que estaba Julia (Tagüeña), los estudios de género como campo de conocimiento en el área de ciencias sociales, pero también en medicina se incorporó salud y género como una disciplina en el campo de las ciencias médicas en el área de medicina y ciencia de la salud”, contó Dutrénit.

En el estudio de la medicina, esas políticas deben reconocer, primero, que existen diferencias importantes entre hombres y mujeres, aseguró Ana Leonor Rivera. “Considerarnos iguales en cuanto a derechos no tiene discusión, pero eso también indica que debemos tomar en cuenta nuestras diferencias y una diferencia principal es la fisiológica”, aseguró.

Un ejemplo de la diferencia fisiológica, de acuerdo con la línea de investigación de Rivera, es la variabilidad del ritmo cardíaco, o sea los cambios que ocurren en el corazón cuando envejece. Mientras que el corazón de un hombre y una mujer tiene un comportamiento distinto cuando son jóvenes, cuando el corazón de un hombre envejece, tiende a volverse más rígido y menos adaptable a los cambios, mientras que el de la mujer se mantiene con pocos cambios con el paso del tiempo.

“En todos los estudios que se hacen también en medicina se debe tener esta perspectiva de género y que hombres y mujeres vamos a responder diferente a las enfermedades y a los tratamientos médicos. Por supuesto somos organismos muy distintos, entonces para estudiarlos y entenderlos hay que tomarlos en cuenta”, aseguró la investigadora.

Entender estas diferencias, como parte de una política pública, haría más rigurosa y eficiente la práctica médica, habría mejores diagnósticos y tratamientos, y menos procedimientos equivocados o poco eficientes.

   Mujeres en la toma de decisiones

Para Julia Tagüeña, las políticas públicas con perspectiva de género asegurarían la participación de la mujer en la creación de propuestas y en la toma de decisiones que busquen el bien común. Actualmente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prepara su Agenda 2030 basada en 17 objetivos a favor del desarrollo sostenible. Para lograrlo, se plantearon 169 metas centradas en la pobreza, ecosistemas, consumo responsable, educación, etc; el quinto objetivo de la Agenda, está dedicado a la igualdad de género.

“Solamente con igualdad de género y con ciencia bien empleada, podemos realmente combatir los enormes problemas que nos aquejan y nos impiden llegar a un desarrollo sostenible”, afirmó la investigadora.

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Foto: Dutrénit, Lechuga y Tagüeña.

De acuerdo con Tagüeña, la pandemia mostró parte de la desigualdad entre hombres y mujeres de la academia al mismo tiempo que expuso la importancia de la fuerza laboral que representan las mujeres.

Un artículo publicado en 2020 en Plos One, observó que, aunque durante la primera ola de la pandemia hubo un aumento significativo en la producción científica en las revistas de la editorial Elsevier (incrementó un 30% entre febrero y mayo en comparación con el mismo periodo del año anterior), la mayoría de los manuscritos enviados a las revistas científicas fueron hechas por hombres (2.779.421 mujeres VS 6.118.748 hombres). Esto puede deberse a que las tareas de cuidado y educación familiar recayeron principalmente en las mujeres.

La ciencia, dijo Tagüeña, no tiene género, sin embargo, la inequidad es una constante cuando se ejerce. “La ciencia es una palabra femenina,eso sí, pero no se puede decir que tenga género porque yo creo que el amor al conocimiento y el deseo a entender es absolutamente igual para un hombre que para una mujer. Pero hacer ciencia y trabajar en ciencia sí tiene género, y las mujeres nos topamos siempre con un camino más complicado con más dificultades aun sin que haya particular discriminación”, aseguró.

Las participantes coincidieron en que hay retos importantes a resolver. “Está el tema de visibilizar y reivindicar los avances y herramientas que se tienen en materia de derechos humanos e igualdad de género, hay que reforzar los indicadores de evaluación de las políticas y los programas específicos donde todavía hay un cuello de botella, hay que profundizar la organización entre todos nosotros para que las voces continúen siendo oídas y se logren concretar en acciones”, concluyó Dutrénit.

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